El trabajo de Romero es intervenir un paisaje ya intervenido. En esta muestra se incluye un pequeño paisaje salvadoreño. El horizonte cruzado por palmeras como fondo de una mancha azul, un salpicón sangriento que perturba el idílico tropical. En el cuadro, perteneciente a la serie “Tropicalia”, Antonio Romero sigue los preceptos de la “Vista del jardín de la Villa Médici en Roma” (1630), de Velázquez. Lo que hasta entonces era considerado un género menor adquiere autonomía, utilizando los elementos como alegorías (en el caso de Velázquez, el precario andamiaje que es observado por dos figuras), y con un uso del pincel vaporoso, accidental, esencial. Este acrílico sobre tela de Romero no es una panorámica lista para una admiración extática: son señas de una tragedia, indicios del drama de una región soplada, azotada, castigada. Allí donde aparece el azul se intuye una ola monstruosa, donde está el gris, un viento huracanado. Con trazos húmedos, leves pero certeros. La contra-propaganda de la que se vende como “Tropical Surf”.

Juan José Santos, #crítico #curador