«Protegerse. Eso fue lo que hizo el primer ser humano que cubrió su rostro. Protegerse físicamente de la luz, del frío, del golpe, del dolor, de la naturaleza y sus inclemencias. Luego fue también para protegerse existencialmente, protegerse del otro, de los otros, del mundo. Esconderse tras un gesto tan instintivo como ingenuo, el último recurso para tratar de no estar, volverse invisible, de conseguir ser un anónimo, un sin nombre. Protegerse de las inclemencias sociales. Proteger lo único que es irremediablemente propio: el yo, el id, la identidad, lo privado, lo que somos, quienes somos».

Elmer Menjívar// El retrato sin rostro. 2026–